jueves, 12 de octubre de 2017

Whipala, de mitos y verdades.

La Wiphala, que es? una bandera?, un símbolo?, un blasón?, un estandarte? Existió? Fue real?  Bueno, acá mostrare algunos esbozos, con una leve documentación y un poco de la interpretación que le doy yo, en mi humilde entender.



Los pueblos de nuestra tierra, obviamente tenían otra concepción de bandera, este es un concepto indoeuropeo, por lo tanto, esta interpretación actual, no es correcta, lo que sí es real, que esta imagen es  originaria y ancestral. En fin,: se carece de testimonios fehacientes de su empleo en los pueblos precolombinos antes de la llegada de los europeos. Y no se trata  de que se careciera de divisas, pero éstas no eran banderas; las huestes del ejército Inka acostumbraban identificarse utilizando el «unancha» («estandarte», «pendón» o «divisa» cuadrado, pequeño).

En este vaso kero se puede apreciar claramente un guerrero portando una wiphala, lo pueden encontrar en el Museo Arqueológico del Cusco
    «El guion o estandarte real era una banderilla cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos de ruedo, hecha de lienzo de algodón o de lana. Iba puesta en el remate de un asta larga, sin que ondease al aire, tendida y tiesa, y en ella pintaba cada rey sus armas y divisas, porque cada uno las escogía diferentes, aunque las generales de los incas eran el arco celeste y dos culebras tendidas a lo largo paralelas con la borda que le servía de corona, a las cuales solía añadir por divisa y blasón cada rey las que le parecía, como un león, un águila y otras figuras. El dicho estandarte tenía por borla ciertas plumas coloradas y largas puestas a trechos.» Dice Bernabé Cobo, en su «Historia del Nuevo Mundo.» (1609)
 
Chuspa coquera del perìodo Tiwanakota , se encuentra en el Museo de Brooklyn. EEUU.
Las altas culturas, sudamericanas tales como la antiquísima Tiwanaku, Chavín, Nazca, Huari, Paracas, Mochica, Chimú, Aymara, Queshwa hasta la más reciente y epítome de todas ellas: la Inka, demuestran un elevado grado de cultura visual, a través de representaciones de exquisita estilización de cosas y sucesos trascendentes o cotidianos, reales o mitológicos, registrados sobre soportes de diversa naturaleza, desde la piedra hasta los textiles, de la cerámica a la madera, de la corteza a los metales nobles.


En una obra clásica de arqueología de Tiwanaku de largo aliento y profusamente ilustrada, se muestra en una de sus páginas la imagen de la decoración de un Keru  singular. La ilustración desplegada en plano, exhibe una escena doble: en la mitad superior izquierda, asistimos a un acto ceremonial, en que el Señor –no podría ser el Inka, si se tratara de un soberano de Tiwanaku, pues es ésta una cultura muy anterior a la inkaica–  es transportado en andas, rodeado por su guardia de honor, que presenta a consideración del soberano un par de cabezas cortadas que aún chorrean sangre. La escena denota pompa y formalidad y se trataría de alguna victoria obtenida sobre unos enemigos. Debajo de esta escena, se encuentra una serie de signos contenidos en una estructura geométrica, podríamos especular sin mayores explicaciones, que podría tratarse de una crónica de la escena superior, redactada en algún tipo no descifrado de escritura jeroglífica tiwanakota.
 
Keru de Copacabana

En la mitad derecha de la imagen, nos sorprende la visión de lo que parece un escudo de armas o blasón indudablemente de inspiración europea, en el que no falta un insólito yelmo emplumado con un brazo blandiendo una espada también europea, en la parte superior del blasón. El escudo está dividido en campos, tal cual es costumbre en la heráldica europea, pero con la particularidad de que los restantes componentes simbológicos.
Keru de Copacabana, detalle con «Wiphala».
Muestra el patrón de cuadrados concéntricos,
plumas rojas y el asta con lo que parece la punta
de hierro, metal extraño a las culturas andinas.
 Completa esta mitad de la composición, quizá lo más sorprendente es la presencia de dos portaestandartes ataviados para la ocasión, flanqueando el blasón… sosteniendo sendas astas coronadas por «Wiphalas». Así parecen –aunque podrían ser estandartes rígidos, pues no ondean. Sus diseños tienen cuadrados, pero concéntricos y ostentan sólo tres colores: de adentro hacia fuera amarillo, blanco y rojo. ¿Significa esto una prueba documental de la presencia precolombina de la «Wiphala» entre las culturas andinas? Ciertamente, no.
Ahora bien acá abajo otros ejemplos de whipala antiguos, aunque en estos podemos decir que hay un halo de dudosidad.

Y esta es la historia moderna de la whipala
El Primer Congreso Indigenista Boliviano se celebró en La Paz en mayo de 1945. Entre sus organizadores se encontraba Hugo Lanza Ordóñez, especialista en la cultura aymara, quién advirtió a los otros participantes que la existencia de la palabra aymara «wiphala» –compuesta por dos palabras: «wiphai» una expresión de triunfo, y «lapks-lapks», algo así como una onomatopeya del viento; cuya conjunción y contracción podría significar: «triunfo flameante» = «bandera»–1 sugería que esa cultura en particular y las civilizaciones andinas en general debía haber poseído algún tipo de bandera. A partir de esa conjetura lingüístico-antropológica, y considerando que ese congreso debía estar representado por algún símbolo de la Identidad indígena, Lanza Ordóñez postuló el empleo de una bandera blanca, de uso habitual en los acontecimientos y ceremonias comunitarias importantes, que era la única divisa conocida por entonces. Los congresistas se manifestaron de acuerdo, pero surgieron discrepancias acerca de las características que debía poseer la bandera propuesta. Germán Monrroy Block propuso una enseña colorida, capaz de identificar con más riqueza cromática y simbólica a la cultura aymara y decidió poner en práctica su teoría, acudiendo a los especialistas en diseño, actividad que por aquél entonces –y posiblemente con justa razón–, se atribuía los ilustradores, tipógrafos y letristas que trabajaban en las imprentas.
 
En procura de lograr una solución satisfactoria de diseño, que consolidara las aspiraciones de Identidad postuladas, Germán Monrroy Block  acompañado por Hugo Lanza Ordóñez, el ideólogo del asunto, se dirigieron resueltamente a la imprenta de Gastón Velasco. En la reunión de trabajo , el tema más complejo por resolver parecían seguir siendo el de los colores que debía ostentar la «wiphala» proyectada. Se decidio por una colorida y pequeña grilla cuadrada compuesta a su vez por cuadrados de varios colores, y este habría  sido la inmediata inspiración de la «Wiphala» que identificó al Primer Congreso Indigenista de Bolivia.
 
Chakana

En fin, existe sin dudas algo similar, para filosofar, muestra los colores del arcoíris, una variedad  de colores, siendo la comunicación entre la tierra, y el cielo, que interpretación le daban?, no se, y creo nadie sabe.
Los colores a que corresponden, las tinturas que tendrían, las formas recuerdan a la chakana, la cruz andina, y es plenamente  simbología americana.
Y ahora saque su conclusión, y yo diría, como toda leyenda, atrás hay algo de verdad…



Aclaracion: la chakana de la portada es actual.

Fuentes:
 http://victorgarcia-design.blogspot.com.ar/2014/09/identidad-cultural-la-wiphala.html
 ¿La etiqueta de Champancola símbolo nacional?Artículo de Elizabeth De Col de Céspedes.
Publicado en «El Diario», Bolivia, 20 de Octubre de 2008
Tiihuanacu. - The cradle of American man - Cuna del hombre americano, de Arthur Posnansky.
Edición bilingüe inglés-castellano, Publicado por el Ministerio de Educación de Bolivia, La Paz, 1958. Volumen III y IV, página 97, Plancha XLVII b «Keru 11 de Copacabana». Descripción en pp. 73/76.



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