jueves, 21 de marzo de 2013

Breves historias de guapos y malevos.

En 1882, por Parque Patricios existían algunas casillas de madera con despachos de bebidas en las que se ejercía la prostitución clandestina. Eran unas 20 casas de tolerancia en donde también se realizaban partidas de taba y truco. Eran frecuentes las carreras cuadreras en donde se apostaban grandes sumas de dinero.
Estas casas "non sanctas" eran también lugares de grandes contiendas.

Frente al boliche de una señora apodada María la Vasca se libró uno de los duelos más celebres entre cuchilleros. Fue entre "el tandilero" hombre local de los Corrales y "el nortero" proveniente de la Tierra del Fuego (bajo de la Recoleta). Ese entrevero lo ganó el tandilero a primera sangre, y luego, se hicieron amigos para siempre.

A primera sangre (quien lastimaba primero) se realizaron infinidad de duelos. Uno muy importante, fue entre "el zoilo Pereyra" y un tal "Pedro Molina". Este último quedó gravemente herido, con una cuchillada a centímetros del corazón, y cuando se le preguntó quien había sido el causante contestó: "la justicia no tiene qué hacer en esto. El que me ha herido lo ha hecho de frente, peleando a lo hombre". Así, en aquel entonces se mostraba el honor y la guapeza.

"El zoilo Pereyra" también protagonizó otra trifulca, esta vez con un tal "el Noy" proveniente de Retiro. Pereyra tiró a fondo una puñalada que no dió en el vientre de Noy porque este justo se arqueó, y simultaneamente Noy tajeó la cara de su contrincante. Como el cuchillo quedó ensangrentado, y era a primera sangre, allí terminó la cosa.

Fuente: Hist. Enrique Puccia.

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